productivo

Yo también soy un procrastinador, pero aún así alcanzo resultados

No te voy a mentir, yo también soy procrastinador y la verdad es que procrastino bastante.

Me voy más lejos, yo mismo no soy mi mejor alumno… y sin embargo alcanzo resultados porque comprendí algunas cosas muy simples sobre mi naturaleza procrastinadora.

Si tu eres como yo entonces conoces bien la presión que se viene a la cabeza, la impaciencia y una sensación de que de dentro de ti se ha ido la motivación de hacer el trabajo que debías hacer.

En otras ocasiones no es falta de motivación sino de claridad…parece que siempre está faltando alguna cosa. Ahora te sientes motivado pero por donde comenzar? Por donde proseguir? Cual es el objetivo de esta tarea? Como ayuda a la meta final?

Ese agobio en bucle de no saber si estás haciendo las cosas bien o si francamente es una pérdida de tiempo también te lleva a la procrastinación…

Y para evitar ese sentimiento de culpa y fracaso vienen al rescate cosas como levantarte a beberte un vaso de agua, responder a un mensaje poco importante, darte un descanso para volver con la cabeza centrada y en ese proceso ver tu mañana laboral totalmente pérdida.

También están las chupetas emocionales. Son aquellas que necesitas para no estresarte demasiado. Cosas como memes, chatear, ver un poco de televisión o scrollear en el celular… Son gatillos dopaminérgicos que te hacen sentir que está todo bien. Casi como un analgésico emocional.

Sin embargo el problema sigue en el mismo sitio. El informe sigue sin estar hecho, la tesis sin estar escrita, el libro sin ser leído y la dieta y ejercicio sin ser practicada.

Y el resultado de esto ya lo conoces porque lo tienes hecho una rutina…cuando cae el sol e inicia la noche viene el sentimiento de fracaso. Te sientes un bueno para nada, de que nunca vas a lograr tus sueños, de que te vas a quedar atrás y solo en la vida. Y sin embargo no logras romper el bucle por un fenómeno bien raro y es que justo antes de dormir te llenas de motivación y energía y te juras a ti mismo que la mañana del día siguiente será diferente…

Todo para nada porque es el inicio de un nuevo ciclo en el bucle que conoces ya desde hace meses o años.

Lo peor es que de forma muy lenta pero aparentemente inevitable te estás yendo al traste. TU autoestima está cada vez más baja, tu confianza más disminuida y es posible que ya hayas comenzado a vivir el impacto de todo este tiempo de procrastinación en forma de oportunidades que se perdieron o inclusive dificultades que pudieron y debieron ser evitadas.

Te comienzas a preguntar: y si soy como aquel tio fracasado que no hizo nada con su vida? Será que lo llevo en la sangre?

Yo conozco muy bien el sentimiento porque todo esto me ha ocurrido y siendo sincero contigo no lo he resuelto. Al menos no del todo, pero te puedo explicar por qué:

  1. La procrastinación es natural. Todos procrastinamos, es un sistema muy antiguo que nos ayuda a preservar energía y mantenernos seguros al no intentar cosas que tengan riesgo de fracaso.
  2. La procrastinación ganará la guerra: eventualmente con el pasar de los años por una cuestión tan simple como la edad no podrás seguir haciendo las cosas…con el pasar de los años nos iremos desactivando de a poco. Tendremos menos fuerza y energía…por lo que muchas cosas iran quedando de lado, no es siquiera que las procrastines es que de pleno las tendrás que abandonar.

 

Y sin embargo, puedo decirte que soy más productivo que antes y tengo mucho más éxito social, económico y espiritual en mi vida… Tengo una familia maravillosa, juego todos los días con mi hija, viajo entre 1-2 veces al año, tengo mi agenda de clientes llena y tengo tiempo para desarrollar nuevos proyectos como mi curso APR – Acelerador de Personas y Resultados y VAP – Venciendo la Ansiedad en la Práctica

 

Puedo tener una vida tan rica gracias a tres ideas muy simples que me ayudaron a hacer las paces con la procrastinación:

Memento mori

La primera ya la conté. Cuando sea más viejo simplemente no podré hacer lo que quiero hacer hoy. Estaré más cansado, con menos recursos, más lento y con menos oportunidades.

 

Piensalo bien. Quieres viajar? Tus pies se cansaran y dolerán más rápido.
Quieres estudiar? Tendrás menos concentración, mucho ruido de tus responsabilidades de adulto y menos oportunidades del mercado laboral por tu edad.

 

Quieres emprender? Tendrás menos salud, potencia y voracidad….tendrás más miedo porque ya no eres el joven impetuoso, sino el anciano sabio y precavido… habrán mil responsabilidades en frente de ti que tendrás que resolver antes de jugar al emprendimiento…

 

Literalmente la vida me va a obligar a descansar, así que asumiendo una perspectiva memento mori del estoicismo me obligo a entrar en contacto con mi mortalidad y hacer lo que debo hacer hoy, porque mañana simplemente no podré aunque quiera.

La segunda es una estrategia que usa uno de los elementos principales de la propia procrastinación a tu favor:

 

Ya te has dado cuenta de que procrastinas hasta el último momento y ahora con la presión del reloj te pones a trabajar para al menos cumplir con la entrega?

Es exactamente lo que debes hacer para vencer la procrastinación. Diseña “trampas” que te obliguen a trabajar. A esto le llamo presión positiva.

Presión positiva

Es colocarte en escenarios en donde te obligas a entregar resultados o sino las consecuencias serán muy negativas. Esto puede ser algo como:

 

Decir a tu jefe que entregarás el informe esta tarde aunque estuviese programado para dos días después.

Es marcar una reunión con tu orientador de tesis para presentarle el primer borrón.

Es inclusive realizar las primeras ventas de tu producto antes de siquiera tenerlo a mano, para verte obligado a concluirlo y entregarlo a tus nuevos clientes.

 

Todo esto aplica presión positiva para que hagas lo que debes de hacer. Esta presión te lleva en la dirección de tus sueños de una forma controlada y efectiva. En lugar de esperar que el plazo natural de la tarea te reviente en la cara, imponte a ti mismo plazos y condiciones más agresivas para exigirte desempeñar y así producir resultados.

Las presiones sociales como quedar mal con alguien y las presiones económicas como perder dinero son bastante efectivas para ponernos en marcha.

Hay algo de lo que se habla muy poco pero la verdad es que así como el caballo anda por el azote el ser humano también se moviliza bastante para evitar dolores. De hecho, uno de los grandes motivadores de la humanidad siempre fue evitar el dolor y la muerte.

Sabiendo esto puedes diseñar escenarios que te presionen positivamente en la dirección de lo que sabes es lo correcto para ti y tus objetivos.

Priorización estratégica

Y luego está lo que llamo de priorización estratégica. Esto es comprender cual es el 20% del trabajo que es la parte más fundamental y que traerá 80% del resultado.

Ahora que sé cual es la parte más esencial de mi trabajo lo que haré es dedicarme exclusivamente a ella y dejar de lado todo el resto. Esto hará que el trabajo no quede elegante o rico en detalles, pero estará hecho.

Debemos entender que para procrastinadores crónicos antes de preocuparse en ser excelentes, debemos preocuparnos en ser mediocres. Lo que quiero decir es que ser procrastinador es un nivel más bajo que ser mediocre. Porque el mediocre al menos hizo el trabajo aunque tenga muchas áreas a mejorar.

Si alineas estas dos estrategias te vas a dar cuenta de una cosa maravillosa:

Aplico presión positiva para obligarme a hacer el trabajo y luego priorizo la esencia del trabajo para asegurarme que quede debidamente hecho a la hora de la entrega.

Si haces esto de manera correcta vas a comenzar a percibir que te es posible ser dedicado y hacer lo que verdaderamente importa y “procrastinar” el resto.

Lo pongo entre comillas porque en realidad tiene solución. Aquellas cosas que juzgas que no son tan importantes puedes bien delegarlas para que alguien más las haga por ti o reagendarlas para otro momento o segunda etapa.

Una vez haz hecho lo esencial puedes volver a aplicar la priorización estratégica y preguntarte ahora cual seria esa segunda tarea importante que traería el segundo mejor resultado y así sucesivamente.

Al final del día la excelencia es la mejoría constante de lo que es mediocre y lo que es mediocre es aquello que no se procrastinó.

Si tienes el coraje de presionarte positivamente y la inteligencia de hacer prioridades estratégicas te prometo que siempre ganarás las batallas que más importan en la guerra contra la procrastinación.

Te deseo una buena semana,

Marcos Coronado

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